martes, 3 de noviembre de 2015

Me gusta la cerveza fría, la tele fuerte, y los hombres, pelotudos. ♡

Oleada de Pelotudos, ¡alerta, aleeeeeeeeerta!
Me llama mi amiga de Australia, me dice que iba a salir con un chico muy mono, me cuenta que todo estaba bien hasta que tuvieron que dividir la cuenta y él pagó menos porque, a comparación de ella, bebió menos de la botella de vino.


Cuando hablo con mis amigas, me dicen que los pibes las histeriquean, que les piden para salir y después buscan cuarenta mil excusas para cancelar, o simplemente dejan de contestar. Pensé que esas cosas solo nos pasaban a nosotras las gorditas, hasta que un pibe la deja plantada a mi hermana (que es muy linda) y le clava los vistos en el whatsapp cuando hasta hace dos días atrás era él el que la perseguía hasta por debajo de la cama. Pensé que estas cosas nos pasaban solo a nosotras, las gorditas, hasta que L. me cuenta que a su amiga, el pibe con el que se encontró, la dejó plantada un lunes a las dos de la madrugada porque ella se negó a tener sexo.
Pensé que esas eran cosas que me pasaban a mi (por ejemplo, que tu vecino te invite a la casa y después de semi concretar, cuando te trae en auto te agradezca y te diga que te debe una, como si se hubiera hecho una paja grupal con amigos). Yo no creo en las coincidencias, el pibe estuvo a punto de ponerla en la víspera al Día de los muertos.
Antes quería tener novio que mirase fútbol, para poder hacer picadas e invitar a todos sus amigos. Ahora quiero tener novio. Quiero que vea fútbol. Quiero que invite a sus amigos a ver el partido.             Quiero hacerles la picada. Y envenenarla.
Envenenarla fuerte. Para que rueden y mueran, porque el mundo ya no necesita más pelotudos indispuestos. Necesita hombres de acción, hombres que te inviten a un asado y te digan “ponete cómoda, bombón, que te vas a llenar de olor a humo, paso a buscarte en una hora”. Y después de hacerte tomar el vino más berreta, después de presentarte a todos los pelotudos cavernícolas de sus amigos, te lleve a la casa y te pegue la cogida de tu vida, te tape, te deje dormir y te levante al otro día con “Las increíbles andanzas del capitán Buscapina” de los redondos de fondo y bailando en bóxers en la cocina, y te pida que lo ayudes a preparar el desayuno.
La última vez que un pibe me chamuyó me preguntó de qué signo era, le dije que de escorpio, me dijo “Ayy, las de escorpio son terribles”. BINGO, HIJO DE PUTA, Y TE GANASTE TODOS LOS NÚMEROS.
Terribles son tus cejas, imbécil, y yo no te dije nada.
No puedo lidiar con esto, gente, se los juro.

Ya sabes, Marge, me gusta la cerveza fría, la tele fuerte y los hombres, pelotudos. No puedo evitarlo. 

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Hamburgar